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Javiera Vega

Menhera y la catarsis al hablar de salud mental

Hay ciertas creencias que se asocian automáticamente con Japón. Frases que aluden a la seguridad y limpieza del país son las más comunes, pero de vez en cuando nos topamos con alguien asegurando el manejo deficiente de la salud mental de la población. Como toda generalización, este tipo de comentarios carecen de matices y conocimiento profundo de los pormenores de cómo funciona cualquier sociedad moderna. Sin embargo, dentro de todas las tergiversaciones que puedan existir, siempre subyace, aunque sea un pequeño ápice de realidad.


Según Japan Health Policy Now (2021), en el año 2017 se reportó que un estimado de 4.2 millones de japoneses viven con problemas de salud mental. Esta cifra supera a la de personas diagnosticadas con cáncer, trombosis, infartos agudos al miocardio y diabetes combinadas. Es más, aunque en los últimos años ha habido una disminución, se estima que Japón posee más personas hospitalizadas por problemas psiquiátricos per cápita en el mundo.


Los factores que influencian esta tendencia se asocian con factores como el estrés provocado por desastres naturales, empleabilidad y problemas de índole económico y social. Este último es el que la mayoría de las personas toman nota al momento de hablar de salud mental en Japón. En su artículo “Public Perceptions toward Mental Illness in Japan”, Kasahara-Kiritani et al. (2018), se reconoce que el estigma relacionado con la salud mental es un problema mundial. No obstante, en Japón hay determinados sesgos asociados con la percepción cultural. Al momento de evaluar las causas asociadas con desórdenes depresivos y esquizofrenia, la mayoría de los encuestados opina que factores como el “mal carácter” y “la manera de crianza” son determinantes en este tipo de condiciones. La percepción de que hay una baja tasa de recuperación de pacientes de este tipo y que las enfermedades mentales son un problema de índole personal que refleja el estatus familiar hacen que se disminuya la búsqueda de ayuda profesional psiquiátrica y se priorice terapias alternativas o de plano informales (Ando et al., 2013). Este secretismo y la necesidad de liberarse de él es lo que nos lleva al mundo de lo que se conoce como Menhera.


Personaje de la estética Menhera con toques más oscuros (Yami Kawaii)

Menhera y la palatalización de un secreto a voces


Según las investigadoras Seko y Kikuchi (2022), Menhera (メンヘラ) es un término que proviene de “mental health-er”. Por lo general, se asocia con personajes femeninos que presentan una emocionalidad inestable, amor obsesivo y tendencia a comportamiento relacionado con las autolesiones. Desde el año 2000, esta definición ha tomado tracción en la cultura popular y se ha vuelto todo una estética en lo que respecta a la moda, arte, manga y anime. Controversial y, a menudo, malinterpretado como una falta de respeto, Menhera se ha convertido en un conducto por el cual personas pueden desestabilizar la larga historia de prejuicio y hermetismo relacionado con los cuerpos y mentes (a menudo femeninos) que sufren de una aflicción crónica, ya sea mental o física.


Utilizando imaginería médica como pastillas, sueros, jeringas e incluso hojillas, las personas que adhieren al estilo Menhera se aprovechan muy astutamente de la aceptación casi automática de lo “kawaii” (ya sea de manera oscura o pastel) para abrir una conversación sobre temas incómodos.


Joyería de estilo Menhera


En lo que respecta a los arquetipos propios del anime, existe el concepto de byoukidere (びょうきデレ), el cual se interpreta como un personaje, por lo general femenino, que sufre una enfermedad física incurable. Una byoukidere se caracteriza por ser amable, dulce y ser la fuente de crecimiento personal de su interés amoroso. Personajes como Miyazono Kaori del manga “Shigatsu wa Kimi no Uso” o Furukawa Nagisa de la novela visual “Clannad” son los ejemplos más conocidos. No obstante, aunque existen ciertos puntos en común, este tipo de personaje no se considera una variante de Menhera. En primer lugar, la aflicción de una byoukudere, aunque sea mortal, no afecta de manera considerable su estado de ánimo u optimismo. Irónicamente, es más probable que los demás a su alrededor sean los que experimenten un estado de depresión o ansiedad en respuesta a la situación. Desde luego que un personaje de este tipo se puede derrumbar en algún momento, pero su demostración de dolor es breve, porque su función primordial es hacer al interés amoroso reconsiderar el valor de la vida. En cambio, cuando se trata de una Menhera, el dolor le pertenece solo a ella. No importa si este dolor es emocional, mental o físico, cualquier consecuencia o crecimiento producto de su sufrimiento se explora en su propia historia y, por ende, se externaliza en aspectos visuales y de personalidad reconocibles. A pesar de que estos elementos pueden resultar oscuros, violentos y chocantes, es en esta explicitud que el género femenino recupera y profundiza las narrativas sobre su propia salud mental, las cuales a menudo se usan como un simple recurso para crear conflicto en los demás.


Desde el punto de vista de la autolesión y la ideación suicida, hay una larga tradición en el campo de la literatura clínica de asociar ambos fenómenos con lo femenino. Esto se produce por la arbitraria tendencia de ver la mentalidad de este género como frágil. La auto-lesión y toda acción violenta que bordea el suicidio (pero que no lo concreta) se considera como algo con tintes de “delicadeza” y, por consiguiente, inherentemente femenino. La idea de que la mujer “debe proteger su cuerpo” también influencia esta visión, ya que todo acto que violenta la supuesta “pureza” anatómica produce una reacción de shock, incredulidad, asco y, por lo tanto, inmediata patologización (Seko y Kikuchi, 2022). Esta reacción va más allá de la autolesión. Otros actos no relacionados con la salud mental como piercings, tatuajes o modificación corporal pueden producir la misma reacción negativa y dar más razones para alienar al sujeto en cuestión.


Por esta razón, Menhera es un acto de rebeldía. En una sociedad en la que los problemas de salud mental o el impacto sicológico de una enfermedad crónica son tratados a puertas cerradas, esta estética no solo externaliza visualmente estas condiciones, sino que se adueña de la supuesta debilidad femenina y la re-configura para empoderarse ante la adversidad de su condición. En una entrevista realizada por el medio Vice (2022), a Addy Somers, una influencer británica que explora el estilo Menhera, esta manifiesta que usar un joyería estilo kawaii que simula pastillas o un cuchillo es una forma de decir “una historia subversiva”. Añade además que “atrae a la persona porque es más digestible para la persona común. Sí, llama la atención y es un poco extraño, pero no es intimidante. Permite que la persona se sienta linda, pero que al mismo tiempo se diga la historia de quien lo usa”.


En una entrevista realizada a Bisuko, el creador de “Menhera-chan”, uno de los tantos personaje de manga que encarnan este estilo, manifiesta que todo lo relacionado con ella se considera “malo”, pero como luce “linda” hay mucha gente que le gusta el personaje a pesar de ser ofensivo a primera vista. “Creo que hay una demanda por las cosas que la gente evita. Comencé a dibujar Menhera-chan cuando estudiaba para los exámenes de entrada a la universidad. Vivía en casa, pero mis abuelos me acosaban. Usaban lenguaje abusivo todos los días. Por eso comencé a dibujar a Menhera-chan para escapar de la realidad” (Refinery29, 2018).


Versiones de Menhera-chan de Toka Kotoha y Bisuko


De manera similar, otra creadora llamada Toko Kotoha manifiesta la necesidad de conectar para sobrevivir y, quizás, sanar. A los 14 años comenzó a escribir un manga semi-autobiográfico mostrando a una adolescente que se rehúsa a ir a la escuela y sufre de una depresión sin diagnosticar. Aunque esta Menhera-chan no hace referencia a la autolesión como lo hace la versión de Bisuko, Toko hace varias referencias a actos auto-destructivos. “Cuando miraba a mi alrededor, me di cuenta que había gente que lloraba fácilmente o que se sentía lastimada. Las personas por lo general se preguntan ‘¿por qué lloras por algo tan pequeño?’ o les dicen ‘no te sientas ofendido por algo así’ […]. Por eso escribí Menhera-chan con la esperanza de que los lectores piensen: "Oh, me identifico" o "Entiendo los sentimientos de Menhera-chan" (Ddnavi, 2013).


El arte como medio de desahogo


A pesar de todo, Japón está consciente de la necesidad de promover el conocimiento y entendimiento de la salud mental en el público en general. Iniciativas gubernamentales se están realizando para que expertos aporten con su conocimientos para discutir la mejor forma de proceder a una gran escala social. Sin embargo, a un nivel micro, la expresión artística es un método accesible para muchos de los que están sufriendo y carecen de los medios para acceder a un tratamiento o simplemente no cuentan con una red de apoyo para buscarla sin miedo a la recriminación.


Es de esperarse que estilos como Menhera u otra tendencia similar se vean con malos ojos. Hay una delgada línea entre exploración y romantización de la enfermedad mental, sobre todo en el mundo de plataformas como TikTok. Aunque se entiende la preocupación, eso no significa que debe haber una censura absoluta de temas incómodos solo por el hecho de que pueden ser mal utilizados por ciertas personas.



Menhera como estilo, estética o subcultura se puede considerar no solo una válvula de escape, sino también un vehículo para devolver el control al sujeto de las narrativas creadas arbitrariamente sobre su propio género. Si hay algo que debiera incomodarnos no es el dibujo de una chica kawaii expresando su dolor. Lo que nos debería hacer sentir mal es todavía asociar debilidad e histeria como sinónimo de lo que se considera convencionalmente femenino y que el dolor de la mente es solo producto de nuestra sensible imaginación.



 

Fuentes:


ダ・ヴィンチWeb. (2013, 6 agosto). 現役女子高生が描いたマンガ『メンヘラちゃん』 琴葉とこインタビュー. https://ddnavi.com/serial/99169/a/

Ando, S., Yamaguchi, S., Aoki, Y. & Thornicroft, G. (2013). Review of mental-health-related stigma in Japan. Psychiatry and Clinical Neurosciences, 67(7), 471-482. https://doi.org/10.1111/pcn.12086

Kasahara-Kiritani, M., Matoba, T., Kikuzawa, S., Sakano, J., Sugiyama, K., Yamaki, C., Mochizuki, M. & Yamazaki, Y. (2018). Public perceptions toward mental illness in Japan. Asian Journal of Psychiatry, 35, 55-60. https://doi.org/10.1016/j.ajp.2018.05.021

Japan Health Policy NOW – Mental Health. (2021). https://japanhpn.org/en/mental-health-1/

Refinery29. (2018, 24 febrero). The Dark Side Of Harajuku Style You Haven’t Seen Yet | Style Out There | Refinery29 [Vídeo]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=1Wsk3Oa_3F8

Seko, Y. & Kikuchi, M. (2022). Mentally Ill and Cute as Hell: Menhera Girls and Portrayals of Self-Injury in Japanese Popular Culture. Frontiers in Communication, 7. https://doi.org/10.3389/fcomm.2022.737761


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