Flor de naranja amarga de Kaneko Misuzu: Ojos de niño con alma de sabio
Siempre ha existido el injusto prejuicio de que la literatura infantil es inherentemente inferior. A los ojos de ciertos críticos, no importa la potencial calidad, valor artístico ni histórico del verso o la prosa; si una historia está dirigida a los niños, esta se encasilla de inmediato como una obra de pobre valor intelectual.
Si bien hay algo de verdad en el hecho que las obras dirigidas al público infantil requieren una determinada simplificación, dicho proceso no es sinónimo de “atontamiento”, al menos cuando la tarea es tomada en serio. De hecho, se podría decir que escribir para niños es mucho más desafiante, sobre todo en términos de poesía. En vez de valerse de los matices de palabras y conceptos complejos para presentar emociones como la alegría, soledad y tristeza, el autor debe ir a lo más esencial de la experiencia humana, aquello colectivo que solo en la infancia se percibe intuitivamente.
Por esta razón, la poesía de Kaneko Misuzu no carece de valor literario. Comparable con otros gigantes de la poesía japonesa, la simpleza con la que encarna sentimientos complejos es una habilidad que solo pocos poseen o poseerán. Gracias al maravilloso esfuerzo de Editorial Noctámbula y la magistral traducción la profesora Marcela Chandía, al fin llega a nuestro país la versión en español de “Flor de Naranja Amarga” de esta autora tan querida y total merecedora de toda nuestra nueva admiración.
La Agridulce Vida de Kaneko Misuzu
Nacida bajo el nombre de Teru Kaneko en 1903 en Nagato Yamaguchi, Kaneko Misuzu creció bajo el cuidado de su abuela y madre ante la muerte de su padre cuando apenas tenía 3 años. Al contrario de la mayoría de las muchachas japonesas de la época, Kaneko fue animada a continuar su educación hasta los 17 años. Una lectora precoz y de alma sensible, desde pequeña siempre supo contemplar lo que otros no se daban tiempo de observar.
Al cumplir los 20 años, Kaneko comenzó a usar sus propias memorias y sensibilidades de la infancia para escribir para diversas revistas y concursos literarios. Volviéndose una verdadera celebridad, parecía que la vida de esta autora no podía ser otra cosa menos que idílica. Lamentablemente, las cosas nunca fueron tan amenas en su vida privada.
Casada con un terrible hombre infiel, el cual la contagió con una enfermedad venérea que le producía constante dolor, Kaneko estaba condenada a sufrir. Su única salida era divorciarse, pero tomar esa opción no era tarea fácil. En aquellos tiempos, el hombre obtenía automáticamente la custodia de los hijos del matrimonio. Seguramente con el ánimo de dañarla aún más, el marido de Kaneko no estaba dispuesto a dejar a ella el cuidado de su hija Fusae. Debilitada, acorralada y probablemente queriendo evitarle una vida llena de dolor a su adorada pequeña, Kaneko decide suicidarse dejando expresas instrucciones para que Fusae fuese criada por la abuela materna y no su esposo. Afortunadamente, este deseo fue cumplido, aunque claro, no sin haber pagado un alto precio.
Kaneko y la brutalmente honesta perspectiva infantil
Algunos pueden pensar que es innecesario y hasta chocante menciona el desgraciado final de esta autora, sobre todo cuando lo que nos reúne aquí es el análisis de poesía infantil. No obstante, en mi opinión creo que esta información es vital para entender la perspectiva con la que esta autora creaba mundos a través de sus versos. Tal como mencionaba al inicio, tendemos a subestimar la capacidad de comprensión de los niños y pensamos que no pueden de procesar nada complejo. Sin embargo, Kaneko se rehúsa a seguir esta tónica y decide no guardarse nada.
En su poesía por supuesto que se desprende una inocencia juguetona propia de la infancia (mi delantal es blanco/porque mi mamá lo siempre lo lava/Mi piel es negra/ porque como porotos tostados). Mientras leía, me invadió un dulce sentimiento de nostalgia por aquellos tiempos en los que mi lógica era más sencilla y mágica. Kaneko sabía muy bien cómo imitar ese tipo de razonamiento concreto propio de los primeros años de vida, pero eso no quiere decir que se aleja de los aspectos más agridulces de esta etapa.
Aunque tendemos a idealizar nuestra infancia, ser niño no es fácil. El mundo no se detiene por nosotros. Suceden a nuestro alrededor cosas que no entendemos, pero que nos terminan produciendo ansiedad, tristeza y miedo. Poemas como La Enfermedad de la Abuela (La abuela estaba enferma/y el pasto crecía en el jardín […] Hasta las gallinas del vecino/inclinan la cabeza) o Cuando Estoy Triste (Cuando me siento sola/ las otras personas no lo saben/ Cuando me siento sola/mis amigos ríen […] Cuando me siento sola/ Buda se siente solo) encarnan una angustia propia de esos años y que nos acompaña incluso cuando nos transformamos en adultos.
Despojados de cinismo y florituras que se ganan con la madurez, Kaneko nos expone una paleta de sentimientos que, más que ser propios de una edad específica, son más bien inherentes a nosotros como seres humanos. La presentación puede ser diferente, mucho más palatable, pero no por eso menos valiosa. Entre flores, juguetes, animalitos y reposada vida familiar, hay una sabiduría universal que conmueve no importa cuántos años tengas.
Palabras finales
En términos del libro físico en sí, la edición que nos ofrece Editorial Noctámbula es exquisita. Se agradece una vez que se nos presenten los poemas en su idioma original, pero ver los versos también en romaji fue una agradable sorpresa. Como eterna estudiante del japonés, agradezco tener una versión que me permita apreciar una gramática más sencilla de una forma más directa, sin tener que preocuparme de traducir kanjis que aún desconozco.
Finalmente, no me queda otra cosa más que recomendar encarecidamente esta obra a todos aquellos deseosos de un poco de introspección y nostalgia. Kaneko Misuzo definitivamente merece un lugar especial en tu biblioteca, sobre todo si lo tuyo es la poesía de una calidad sencilla, pero única.
FICHA TÉCNICA
Flor de naranja amarga
Kaneko Misuzu
Traducción por Marcela Chandía L.
Edición Bilingüe por Editorial Noctámbula
145 Páginas
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