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De Avalokiteśvara a Kannon (parte II)

Para Arnau, el concepto de bodhisattva (en japonés, bosatsu) refiere a quienes han hecho el voto (pranidhana) de alcanzar el despertar perfecto y completo con el fin de rescatar a todos los seres del renacer y el sufrir (Ríos, 2008). Considerando lo anterior, según el Sutra de loto, Avalokiteśvara (de sexo masculino, en su origen), está dotado de diversas cualidades en su condición de bodhisattva,


Oh hijo de familia, si los centenares de miles de millones de seres que existen en este mundo oyeran el nombre del Bodhisattva Mahasattva Avalokiteśvara, todos ellos se liberarán de este cúmulo de sufrimientos que padecen…Y, oh hijo de familia, aquellos seres que conservan en su memoria el nombre de Avalokiteśvara, si cayeran en medio de una gran masa de fuego, todos ellos se salvarían de esa gran masa de fuego mediante el poder del Bodhisattva Avalokiteśvara… Por esta razón, oh hijo de familia, el Bodhisattva Mahasattva Avalokiteśvara es llamado Avalokiteśvara, El señor a quien todos dirigen sus miradas (Anónimo, 1999).

En estos fragmentos del Sutra es posible observar que los atributos de Avalokiteśvara, comprendidas en el orden de la compasión, la misericordia, la nobleza, benevolencia, el amparo de todos los seres sufrientes.

Figura de Avalokiteśvara esculpida en piedra, s. X, India

El culto chino al bodhisattva es tan antiguo como la llegada del budismo a esta civilización. Según Kobayashi Taichiro “la transformación de Guanyin (Avalokiteśvara) en una deidad femenina fue el resultado de la mezcla de adoración de las diosas budistas y diosas chinas que se originó durante las dinastías Tang (618-907) y Song (960-1279)” (Ríos, 2009). Además de su representación femenina, la deidad adquirió una serie de atributos, complementando su trascendencia original, siendo “símbolo de misericordia, compasión y madre del mundo” (Dorado, 2011), como también “protectora de los niños, marineros y pescadores” (Speiser & Von Erdberg-Consten, 1967). Por otro lado, Ríos hace hincapié recopilando teorías de otros autores “en el poder de la diosa como dadora de hijos, cuya trascendencia se habría construido en el diálogo del bodhisattva con deidades femeninas ancestrales” (Ríos, 2009).


Estatua de Guanshiyin ubicada en la montaña Putuo, provincia de Zhejiang, China. Fue erigida en 1997

Este relato sobre la deidad habría sido ampliamente difundido en el archipiélago, arraigando consigo su forma femenina y sus cualidades específicas, sin perjuicio de representaciones iconográficas y significados locales en diálogo con el shinto y trascendencias personales de los nuevos devotos nipones. En las fuentes clásicas del Japón, existe alusión a la diosa, pues Sei Shonagon en El libro de la almohada la destaca varias versiones que esta presenta, en el apartado 171, “Budas”,


“La Nyoirin Kanzeon, la todopoderosa, desolada por lo que ella ve en el corazón de los hombres, permanece pensativa, la cabeza apoyada sobre su mano. Al contemplarla, una se ve penetrada en la emoción sin igual, y presa de la confusión. La Senju Kanzeon, diosa de las mil manos, y todos los seis aspectos de la diosa Kannon” (Shonagon, 2002).

Respecto a las diversas formas que adquiere Kannon, Pinto, Gavidia y Hiroko señalan que, entre estas se desprenden “Senju Kannon; de los once rostros, Juichimen Kannon; la todopoderosa, Nyoirin Kannon, Bato Kannon, etc” (Pinto, Gavidia y Hiroko, 2002).


Escultura del periodo Heian tardío (alrededor del 1100) de Juichimen Kannon

De esta forma, es posible comprender que, para el periodo Heian (794-1185), el culto a la deidad de origen búdica se encontraba considerablemente extendido en diversas formas.


En lo que atañe al culto, vemos que la misma autora de la fuente aludida clama a Kannon en su cotidiano. Lo anterior podemos notarlo en un detalle, en el apartado 75, denominado “Cierta vez que Su Majestad residía”. Aquí la autora, junto a demás damas de la corte y sirvientes, erigen una montaña de nieve con esmero, esperando que esta se conservara en el tiempo y no sucumbiera ante las inclemencias del clima,


“Hacia el vigésimo segundo día empezó a llover. Aunque no había indicios de que la nieve fuera a derretirse, el cerrito se encogió un poco. Yo supliqué a Kannon de Shirayama que no dejara fundir nuestra pequeña montaña” (Shonagon, 2002).

Otros elementos que es posible recalcar de El libro de la almohada sobre la deidad es su presencia en los alrededores del imperio en la época, donde destacan Nara y Yamato. Así también, la fuente en reiteradas ocasiones refiere a escenas de devoción donde Kannon adquiere un lugar preponderante. Unos 700 años más tarde, en el periodo Edo (1603-1868), Matsuo Basho en su célebre obra Sendas de Oku, nombra a Kannon en un escenario particular,


“Mientras nos dirigíamos a la fuente termal Yama-naka contemplamos el monte Shirane, que dejábamos atrás de nosotros. A la izquierda, a la orilla de la montaña, se levanta un templo dedicado a Kannon. El emperador y monje Kazan, después de hacer una peregrinación por los treinta y tres lugares santos, colocó la estatua de la piedad en este templo y lo llamó Nata” (Basho, 2016).

Paz y Eikichi especifican que esta peregrinación consta de “treinta y tres templos ubicados al oeste de Honshu dedicados a Kannon, la cual hoy es muy popular y se habría originado en la era Heian (794-1185)” (Paz y Eikichi, 2016). Sin embargo, se cuenta que, en el año 718, “un monje llamado Tokudo Shonin, del templo Hasedera en la provincia de Yamato (actual prefectura de Nara), se encontraba en un estado de inconsciencia debido a una enfermedad, y al verse con el dios Emma, rey del infierno que juzga los pecados del inframundo, este le ordenó crear treinta tres templos y tres lugares sagrados para que Kannon ayudara a quienes sufrían los sinsabores del mundo” (Nippon.com, 2023). Este peregrinaje se conoce como Saikoku Sanjusansho, el cual trataremos en la parte III.


Perspectiva de la pagoda del templo Seiganto-Ji, primero de la red de los treinta y tres templos que conforman la peregrinación de Sanjusansho. Prefectura de Wakayama, Región de Kansai

Tanto las menciones en El libro de la almohada como en las Sendas de Oku, nos otorgan una idea de la proliferación del culto a la deidad en el archipiélago, la cual contó con una serie de templos, íconos, representaciones y formas en las que sus adeptos mostraban su fe, clamando por piedad, o bien, realizando extensos peregrinajes, implicando una red numerosa de templos dedicados a Kannon.


 

Imágenes:


- Imagen n°1 obtenida de: khanacademy.org

- Imagen n°2 obtenida de: megaconstrucciones.net

- Imagen n°3 obtenida de: denverartmuseum.org

- Imagen n°4 obtenida de: en.wikipedia.org

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