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Entrevista a Studio Pierrot: repercusiones e impacto cultural y social del anime en Latinoamérica

Bajo el contexto del viaje realizado a Japón en septiembre del 2022 con motivo del reconocimiento como emisor de Social Networking Service por parte del Ministerio de Asuntos Exteriores del Japón (MOFA), tuve la oportunidad de visitar varios lugares de interés relacionados con la cultura pop japonesa, entre ellos, estudios de animación. Uno de los estudios que puede visitar para conocer parte del proceso creativo, elaboración, producción y difusión de los anime en Japón fue Pierrot Co., Ltd. (株式会社ぴえろ), ubicado en el distrito Shimorenjaku de Mitaka, Tokio.

Exterior de Studio Pierrot, ubicado en el distrito Shimorenjaku de Mitaka, Tokio. Me acompañan en la fotografía, de izquierda a derecha, el Sr. TADA Hirofumi, de la Oficina de Asuntos Consulares del Ministry of Foreign Affairs of Japan (MOFA); Isidora Rojas, segunda secretaria y cónsul de la Embajada de Chile en Japón; Kota Kitamura, gerente de desarrollo comercial (Studio Pierrot); y Misaki Sugiura, del equipo de promoción y desarrollo de negocios (Studio Pierrot).


Pocos años después de su fundación en el año 1979, Studio Pierrot tuvo sus primeros éxitos como Urusei Yatsura (1981), Magical Angel Creamy Mami (1983), entre otros. Hoy en día es reconocido por haber adaptado a la animación grandes obras de manga, como Yū Yū Hakusho (1992), Great Teacher Onizuka (1999), Naruto (2002), Bleach (2004), Tokyo Ghoul (2014), Boruto: Naturo Next Generations (2017), Black Clover (2017), y muchos otros.


El reconocimiento que ha obtenido el estudio a lo largo de los años y a nivel internacional por las diversas obras que ha adaptado se dio también en América Latina. Es por ello que quise focalizar la entrevista para nuestra realidad latinoamericana, y finalmente de forma particular, a la recepción e influencia que han tenido algunas de sus obras en Chile.


La entrevista a representantes de Studio Pierrot se llevó a cabo el día miércoles 21 de septiembre, pasado el mediodía, en el edificio principal ubicado en la ciudad de Mitaka en Tokio. Llegué allí tras haber tenido más temprano una reunión protocolar en el municipio de la ciudad y de haber almorzado con la comitiva que me acompañaba. Una vez en el lugar fuimos recibidos por Misaki Sugiura, del equipo de promoción y desarrollo de negocios del estudio, quien nos hizo entrar a las dependencias, dejar nuestras cosas en una sala de reuniones, para dar inicio al recorrido por algunos de los estudios y oficinas de trabajo.

Dada la protección que hay de las propiedades intelectuales que trabaja el estudio y de los proyectos que allí se desarrollan, pude tomar muy pocas fotografías del interior del estudio. En la fotografía de la izquierda, se aprecia una sala con varias “mesas de luz”, uno de los elementos más indispensables dentro de las herramientas de trabajo del dibujante, en donde el animador se asegura de que la imagen se sitúe en el mismo espacio dentro del papel, evitando saltos en la reproducción. A la derecha, una ilustración original con los protagonistas del anime “Yū Yū Hakusho” (1992) usada para la portada de la caja número 3 de la colección de discos láser que contiene parte de los 112 episodios de la serie de televisión.

Momentos previos a la entrevista realizada a Kota Kitamura y a Misaki Sugiura, ambos profesionales del equipo de promoción y desarrollo de negocios de Studio Pierrot, quienes además fueron mis guías dentro del estudio.


El recorrido realizado implicó la visita a varias oficinas de trabajo, de planificación, ilustración, coloreado y animación. Tuve la oportunidad de conversar con varios profesionales que se encontraban en pleno trabajo frente a sus equipos y ordenadores de trabajo. Uno de los momentos más emocionantes para mí fue ver cómo varios empleados de Studio Pierrot se encontraban en pleno proceso de pintado de un episodio de Boruto (2017), anime que se mantiene en emisión hasta el día de hoy. Es más, justo en ese momento, la profesional que respondió algunas de mis dudas se encontraba coloreando al personaje de Naruto mientras realizaba un ataque. Sin duda que se trató de una experiencia que todo seguidor de la obra, o incluso del anime, le gustaría presenciar.


Después de algunos minutos de recorrido por las instalaciones del estudio, finalmente volvimos a la sala de reuniones, y nos sentamos para realizar la entrevista. Quienes me guiaron por el estudio y respondieron mis preguntas fueron Kota Kitamura, gerente de desarrollo comercial y Misaki Sugiura, del equipo de promoción y desarrollo de negocios de Studio Pierrot. Compartimos a continuación la entrevista realizada:


Paulo: En nuestro país todavía se recuerda con nostalgia y cariño los animes como Yu Yu Hakusho, Great Teacher Onizuka y Bleach. Ante esto, ¿pensaron que iban a tener tanto impacto en Latinoamérica, sobre todo en los 90? ¿Alguna vez notaron lo popular que estos animes eran en otros países como Chile?


Pierrot: Los animes actuales se realizan bajo la premisa de que se venderán en el extranjero. Hay trabajos que se elaboran estando conscientes de que tendrán buena recepción en el exterior. Puede sonar obvio, pero en el pasado las cosas que se veían en Japón no necesariamente se vendían en el extranjero, pero probablemente nadie se imaginaba, ni siquiera los productores, que las obras realmente se veían en el otro lado del mundo. Actualmente sí estamos conscientes de esto.


Paulo: ¿Por qué creen que el anime ha tenido tan buena recepción y acogida en el público latinoamericano?


Pierrot: Es una pregunta muy difícil, ¿por qué es bien recibido? De hecho, me gustaría preguntárselo a usted. Así podríamos crear obras exitosas mundialmente.


Paulo: Yo tengo mis teorías. Japón y Latinoamérica tienen narrativas muy similares en lo que es la literatura, especialmente en el género de la novela. Uno de los géneros literarios característicos latinoamericanos es el “realismo mágico”, caracterizado por el interés de mostrar lo irreal o extraño como algo cotidiano y común, y a veces incluso tomando elementos del mundo prehispánico americano. Dado los orígenes mestizos americanos, el sincretismo entre los mitos y creencias indígenas y cristianas se ha mantenido de cierta forma hasta el día de hoy conviviendo con la cotidianidad latinoamericana, especialmente como folklore. Esta sería una de las explicaciones que tengo sobre el por qué el anime tuvo tan buena acogida en el público latinoamericano, ya que también es un género en el que la fantasía a veces no tiene un límite claro con lo que es real.


En América Latinoamérica sabemos que hay animes que en Estados Unidos no tuvieron la misma acogida que en nuestra región. Esto sería por lo mencionado anteriormente sobre las similitudes narrativas de Japón con Latinoamérica. También, la audiencia televisiva de América Latina hace muchos años que estaba familiarizada con el formato telenovelesco de narración en donde se nos muestran historias continuas y no auto conclusivas o episódicas. El anime que llegó a la región narraba sus historias en un formato muy similar al que estaba acostumbrado el televidente latinoamericano.


Pierrot: Muchas gracias, nos sirve mucho saber esto.


Paulo: ¿Qué impresiones y qué tan relevante es para ustedes el público latinoamericano como consumidor de anime?


Pierrot: El hecho de que en Japón se prefiera este tipo de narrativa no ha cambiado, aunque también hay muchas historias que terminan en un solo episodio, e incluso existen las que son conmovedoras y no implican batallas, pero sabemos que no es tan fácil que este tipo de tramas tengan una buena recepción por parte del público extranjero.


Paulo: En los últimos años, en Latinoamérica han acontecido diversas movilizaciones que buscan reivindicar derechos sociales. Muchos jóvenes han usado diálogos e imágenes de sus anime favoritos como discursos sociales de protesta. ¿Cuál es su opinión sobre el uso del anime como discurso social y político de parte de los jóvenes?


Pierrot: La verdad es que nos gustaría que este comportamiento cesara porque se utiliza a los personajes para un propósito que no es el original. Son animaciones, no son personajes creados para protestar, no creemos que las ideas políticas deban incluirse en las obras, por lo que, sinceramente, nos gustaría que dejaran de hacerlo.


Tres fotografías de ejemplo sobre cómo bajo el contexto de “estallido social” en Chile (2019), el anime de “Naruto” (2002) fue uno de los personajes icónicos de los “otaku” chilenos y quienes adoptaron esta obra como discurso de protesta social. Al año siguiente, la referencia al anime de Naruto llegaría incluso al Congreso Nacional, con la referencia realizada por la diputada Pamela Jiles tras correr de la misma forma, en la cámara, como lo hace el personaje. Esto tras la celebración de la aprobación del primer trámite legislativo del proyecto de retiro de fondos de pensiones en plena pandemia. Fuente: Twitter.


Paulo: El público latinoamericano contemporáneo, entendiendo que tiene un origen mestizo, hasta el día de hoy sigue tomando elementos culturales ajenos a su región geográfica y los incorpora a su cultura y folclore. El anime se ha convertido en un referente cultural en cuanto a la enseñanza de valores, por lo que muchas personas suelen admirar a los protagonistas de estas obras. ¿Qué opinan de que los protagonistas de sus animes se conviertan en modelos a seguir?


Pierrot: Como productores de anime nos hace muy felices que los espectadores digan que ver nuestras obras los ha hecho sentir más animados o felices, así que en ese sentido a todo el personal le apasiona crear historias que complacerán a los fanáticos. Y en lugar de que tomen a los personajes como modelo a seguir, queremos que las personas sean felices con lo que hacemos.


Paulo: Los seguidores del género del anime saben que Studio Pierrot ha hecho obras muy notables. ¿Cuál es el proceso interno que realiza Studio Pierrot para escoger las historias que serán llevadas al formato animado?


Pierrot: Este es el caso de Studio Pierrot. En primer lugar, tenemos un departamento enfocado en el lanzamiento de los programas. Ellos se contactan con las editoriales y los canales de televisión para saber qué historias son interesantes, y cuáles quieren convertir en anime. Obviamente no podemos hacerlo si no hay dinero, así que primero analizamos el tema monetario. Aunque digamos que queremos trabajar en un proyecto, hay muchos que no podemos realizar porque, por ejemplo, los adjudican primero otras productoras, o incluso hay concursos. Por supuesto no podemos hacerlos todos, pero en primer lugar en ese departamento decidimos si la obra funcionaría o no, en caso de decir que sí, hablamos con nuestros productores, formamos un grupo de trabajo y la elaboramos. Es un proceso bastante extenso.



Una vez finalizada la entrevista, agradecí la instancia y acogida que habían tenido conmigo durante toda la visita y el tiempo dedicado a resolver mis consultas. Si bien me sentía muy conforme por haber recibido varias respuestas e información sobre la percepción que hay en Japón sobre la repercusión e impacto cultural y social del anime en Latinoamérica, no me fui con las manos vacías. Recibí de parte del estudio una bolsa de mercadotecnia de algunas de las obras que el estudio ha llevado a animación, como Magical Angel Creamy Mami (1983), Naruto (2002) y Blue Dragon (2007).


Espero que el presente artículo sea un aporte tanto para aficionados al anime como para quienes se dedican al estudio y manifestaciones de la cultura pop japonesa en Latinoamérica. Conocer la opinión de quienes trabajan en la elaboración de estos productos audiovisuales sobre cómo estas obras son adaptadas e interpretadas en nuestra región es una información importante para entender de forma más panorámica el proceso de intercambio y encuentro cultural entre Latinoamérica y Japón, los cuales a veces puede tener tantas contradicciones como similitudes.


 

Preparación de entrevista | Paulo Delgado (@paulozenkai) y Javiera Vega (@jabits89)

Traducción: Constanza Carrasco (@hoshizora._) email: constanza.carrasco.g@usach.cl

Edición: Andrea Ladino (@kokeshi.furiosa)


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