Javier Paiva
- 20 feb 2021
- 3 Min. de lectura

Barrio de la Luz de Inio Asano: Cuando la luz alberga las sombras

El barrio de la luz (2005) de Inio Asano, es una obra que trata sobre un barrio luminoso y pulcro —de ahí el nombre del manga—, que aparenta tranquilidad y paz, pero que resulta ser un escenario muy hostil para sus habitantes. En esos edificios suceden diferentes historias conectadas entre sí —a veces con un personaje, un suceso en específico o una situación incidental—. En el tomo recopilatorio que las reúne podemos encontrar cinco historias: un mangaka que se hace preguntas sobre su futuro; la historia de un joven que ayuda a otros a suicidarse y como esta se relaciona con Haruko, una joven de 16 años que parece haber perdido el rumbo; dos compañeras de clase que van a ver un ovni que, según presume una de ellas, le avisó del fin del mundo; una pareja que cuidan a una niña de la cual no están seguros de quién de los dos es el padre biológico y la vida turbia de uno de ellos y, finalmente, la insistencia de un niño sobre el sin sentido de la vida. Estas historias van acompañadas del arte que nos tiene acostumbrado el autor: dibujos detallados que con una estética manga, pero que a su vez carga con un tono realista que combina muy bien con la trama oscura de la historia y también el dibujo de los fondos que rozan el realismo o, directamente, son fotografias editadas por Asano.

Todas estas historias se juntan en cierto punto, dando a entender que El barrio de la luz no es solo un escenario donde simplemente transcurren sucesos, sino que es un personaje más, que anida los sentimientos de sus habitantes. Por esto, no es de extrañar que el Hogar sea un tema recurrente a lo largo de las páginas. Todos los personajes tienen una relación con el espacio físico el cual habitan y, para bien o para mal, esto los define. La violencia que hay en sus casas, los sentimientos de los familiares y esos pequeños rastros de un pasado, configuran el tono de la obra, agregando verosimilitud al porqué de las personalidades. El niño de la última historia, está constantemente repitiendo que la vida no tiene sentido, debido a la inminente muerte que nos aguarda. Esto no es otra cosa que una reacción al entorno que, bajo su aparente luminosidad, revela una oscuridad muy densa, que permea incluso las mentes más inocentes.

Cada una de las historias tiene algo de incomodidad, pero no la incomodidad visual que podríamos encontrar en los mangas de Shintaro Kago, sino una incomodidad personal. El suicidio como tema recurrente, el cual se menciona casi como parte del paisaje del día a día, preguntas incómodas como: ¿qué estoy haciendo con mi vida? o ¿tiene sentido la vida si la muerte está tan cerca? Son apuestas que Asano logra llevar acabo debido a que, si bien a veces peca un poco de cursilería, sabe tratar las distintas voces de sus personajes. Las viñetas en negro con texto (recurso que utiliza en otros mangas como Oyasumi Pun Pun o Solanin) son mucho más que una extensión del pensamiento del personaje, hacen que el lenguaje se superponga al texto, porque entiende que a veces un dibujo, por muy perfecto que pueda llegar a ser, hay cosas que simplemente pueden expresar las palabras o que incluso, ni si quiera las palabras pueden decirlo. Por esta misma razón, el mensaje de esperanza que entrega en ciertas partes muy puntuales es tan extraño como liberador. Es una pequeña frase, un gesto, el cual cala dentro de esos personajes tan imperfectos, llenos de mentiras y temores. Ninguno de los personajes se salva de ser personas cuestionables. Nadie es totalmente malo, así como ningún personaje es totalmente bueno. Hay claros oscuros, que en general parecen más distintos tonos de negro.

Asano es un autor que me parece imprescindible si hablamos del manga contemporáneo. Es una voz refrescante, el cual parece ser inadaptable a anime en muchas ocasiones. Poco más se puede decir de un autor tan potente como este. Su obra parece a ratos un agujero sin fondo, donde siempre se puede caer más bajo, pero esa misma honestidad con la cual cuenta sus historias lo hace frágil, enternecedor y humano.